martes, 6 de diciembre de 2011

Día 13 - Miércoles 10 de agosto de 2011: Comienza la retirada

Rafalet - Binibequer


Nos levantamos prontito y bajamos a la cala para bañarnos con los primeros rayos de sol, pero el frío hace que sólo Joan y Xavi se bañen.


Desayunamos igual que cenamos (en compañía de Núria y Raquel) y nos tumbamos, dispuestos a tomar un rato el sol. Ellas se van, dejándonos, y continuando su andadura 'pel camí de cavalls'; nosotros nos quedamos recuperando horas de sueño, mientras esperamos la venida de Esther y Lucía, que prometieron pasar un rato por la playa, prontito, y traernos la comida.
Cuando decidimos irnos, a eso de las 13'00 horas, aparecen acompañadas de un chico brasileño de cuyo nombre no puedo acordarme (que nos hace lucir tipito, sin nosotros quererlo). Ni rastro de nuestra comida...
Sacamos 4 cosas sueltas que nos quedan en las mochila y, al más puro estilo MacGyver, fabricamos unos bocatas de 'vete tú a saber qué'. Comemos hasta donde podemos, nos quedamos con hambre, y de postre catamos un sabroso reproche por no invitarlas a comer.

La avanzada hora y el hecho de que, desde que devolvimos los kayaks, nos estamos especializando en la ancestral técnica de moverse en autobús, un vehículo que decide él cuando pasa y cuando no, nos obligan a disfrutar poco rato de la compañía de Esther, Lucía y Suso Dicho. Aún así nos reímos un buen rato con las historia que cuenta Esther.

Después de comer nos vamos, por tanto, hacia Binibequer a golpe de autobús, transbordando y tapeando durante la espera. Descubrimos algo muy interesante a la vez que inquietante: El autobús dispone del escalofriante descuento de 5 céntimos de euros (o 5 centipavos) si hacemos medio recorrido (hasta St Lluís, en vez de Maó). Como somos tan chulos y somos ingenieros, por lo que lo de los números se nos dan bien, decidimos hacer usufructo del descuento. También acordamos que el señor de las tarifas no debe ser ingeniero, pero no se lo hacemos notar al conductor.

Des de s'Algar cogemos un bus hasta St. Lluís, donde se nos intentará asesinar de forma brutalmente inconsciente. En St Lluís nos damos cuenta que el bus que nos dejaría en Binibequer aún tardará entre 2 o 3 años, o eso es las sensación temporal que percibimos... así que ni cortos ni perezosos, pero si muertos de hambre, abordamos el primer bar que encontramos... 4 cocacolas, tapas varias (buenérrimas, aunque en nuestra situación, un zapato también se consideraría un manjar) y un helado... venga, todos kachise!

Mientras disfrutamos de un lavabo de los de verdad, de la comida/bebida y las sillas, sentaditos en la terraza, una furgoneta intenta aparcar justo al lado nuestro... pero decide que eso de que la acera es para los peatones es la falacia más grande que se ha dicho nunca y empieza a hacerse sitio subiendo el pequeño bordillo que nos separa del asfalto y empujando nuestra mesa. No sé si fue un cambio de ideas de última hora, o los golpes y los gritos sutiles que le propinamos a la furgoneta (a los que el camarero se une, no sabemos si por respeto hacia nosotros o porque debemos ser los únicos clientes que frecuentan su bar y sus tapas, por lo menos en tan ingente cantidad), pero el conductor/conductora decide invertir la marcha y volver al hueco de acera correspondiente, con el que la mayoría de personas se conforma al aparcar.

Ante nuestra mirada atónita, una mujer baja de la furgoneta y hace un gesto con la mano como diciendo.. lo siento. Pensamos que mientras no nos cobren el espectáculo no pasa nada, que así llenaremos unas líneas más en el blog.

Para calmar el susto decidimos que nos damos un garbeo rápido. Paramos en la tienda de antigüedades adyacente al bar... no tenemos tantas ganas de andar. Nos lo compraríamos todo, pero nuestra condición económica no nos permite tirar el kayak por la ventana, así que sólo Marcos se arriesga con algunos pocos libros antiguos que van a 1 euro.

Después de todo esto conseguimos subir al bus y con la barriga llena luchamos para no dormirnos y poder bajar en la parada que toca. Lo conseguimos, y al bajar en Binibequer nos 'topamos' con Raquel y Núria que cogen el autobús del que nos apeamos. Nos planteamos si no pueden andar por el mismo motivo que nosotros no podemos remar, es decir, por la tramuntana, o si es porque lo de andar está sobrevalorado.

Llegamos a la playa de Binibequer, donde decidimos hacer noche por motivos estratégicos: está muy cerca de cala Cusí y tenemos que recoger nuestros bártulos antes de volver a casa.
Estando ya instalados en la playa, y habiendo hecho algunas compras básicas, decidimos disfrutar de la playa, junto con una mucha gran numerosa multitud de familias que, dicho sea de paso, parecían provenir de escuelas de 'la Obra': pocas tetas al aire y muchos pendientes de perla.

Es una bonita playa, de baño complicado, por tener que esquivar a 200 Rafas Nadal que juegan a palas en el agua, pero nos gusta.

Binibequer

Cenamos en el bosque que está enganchado a la playa, en una mesa con bancos. Practicamos un poco el tiro al b(l)anco con cuchillo y colocamos los sacos y toda las pesca. Esta vez, por temas prácticos, volvemos a la formación inicial, la del primer día: cuadrado de sacos, con mochilas en medio y cuchillo a mano. No nos fiamos, estamos en territorio desconocido.
Esta noche no hay cantos...

En general nos cuesta dormir. Podría pensarse que es porque el brillo de las estrellas no deja descansar el ojo, pero es más bien por la venida de un desconocido frío. La temperatura baja de repente, y mucho.
Yo, no sé por qué, pero no tengo problemas en conciliar el sueño; sólo me despierto cuando dos energúmenos (porque en este blog nos hemos autocensurado palabras como subnormales y derivados varios) pasan corriendo a escasos centímetros de nuestras cabezas, gritando como si supieran lo que pensamos hacerles si les cogemos.
Los demás las pasan canutas para poder dormir, especialmente Sir Phoney, el más friolero de la tripulación, que sólo concilia el sueño después de ponerse camiseta larga, jersey, pantalón largo, 2 pares de calcetines, una toalla sobre las piernas y un chubasquero cerrado y con capucha.

Frías noches.


1 comentario:

  1. me encanta! es demasiado!
    Saludos a Sudo Dicho. Recordemos su modelito:
    - Camiseta de brasil (de esas amarillas y verdes)
    - Bañador de Brasil
    - Chanclas hagüayanas de las que llevan la bandera de Brasil a todo color
    - Toalla de playa (bueno, una de estas sábanas modernas) de Brasil.
    Adivinanza: ¿Dónde había estudiado Suso D.?

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